La vuelta de la consciencia.
En mi clase de psicología deportiva hice un entrenamiento psicológico
para un deportista, el cual es, un plan de 3 meses con una actividad cada
semana. El deportista es un corredor de los 1,000 metros planos. El plan se
adecuó a las necesidades presentadas por el deportista, estas necesidades
fueron evaluadas por medio de: entrevistas, test psicológicos y observación. El
objetivo de las actividades era trabajar con la motivación, la relajación y la concentración
del deportista dentro del entrenamiento deportivo.
Mientras yo misma desarrollaba el plan de entrenamiento psicológico
iba tomando actividades para así poder incluirlas dentro de mis propios entrenamientos,
una de ellas es la que voy a describir a continuación:
La actividad consiste en: dar la vuelta a la pista de 400
metros y hacer conscientes los pensamientos que se van teniendo durante el trayecto,
es decir, darme cuenta de que pienso mientras corro.
Empecé a entrenar como normalmente lo hago, pero antes de
terminar el entrenamiento faltando una vuelta, iba a realizar la actividad. Me
concentré, puse mi reloj en ceros, inhalé y al exhalar empecé a correr, iba
empezando los primeros 100 metros concentrada con la vista fija en la pista,
los primeros pensamientos fueron sobre el tiempo que quería lograr que son 25
segundos, al terminar los 100 metros miré mi reloj y marcaba 24 seg., me motivé
y pensé: “bien ¡Nan!”.
Mis pensamientos de los 100 a los 200 metros eran sobre
mantenerme, no bajar la velocidad, iba bien. Pensé en ya no ver el reloj y sólo
enfocarme en lo que sentía, sabía que tenía tiempo sobrado, pero no quería
bajar la velocidad que traía. Pensaba: “solo 200 más”.
Al empezar los 300 empecé a sentir dolor en las piernas, me sentía
cansada, la mirada ya no estaba fija, me estaba distrayendo, pensaba:” ya casi término”,
“pero no sé si vaya a poder terminar”, “no le bajes Nan”. Me pasaba también el
pensamiento de caminar, ya había terminado casi todo el entrenamiento, ya quería
parar.
Pero mientras todos esos pensamientos inundaban mi mente,
vuelve mi mirada a la pista y me doy cuenta que solo me faltaban 100 metros,
pensamientos positivos y de motivación volvieron a mi mente: “ya solo son 100”,
“ya acabaste Nan”, y así hasta que faltaban 50 metros y como tal vez alguno de
ustedes sabe, me transformó, soy otra persona y empiezo a correr muy fuerte, y
en realidad me doy cuenta que, en ese momento, en esos segundos mi mente se
queda quieta, en silencio. Corro con el corazón, no pienso en nada, no digo
nada, solo corro.
Este ejercicio, aunque podría parecer simple, nos ayuda a
hacernos consciente lo cual es muy importante para darnos cuenta y al hacer
esto se tiene el poder de modificar o afianzar algún pensamiento. También puede
ser útil a la hora de competir, darme cuenta que es lo que estoy pensando o
incluso que voy sintiendo, porque de igual manera se puede realizar haciendo
consciencia de lo que voy sintiendo en mi cuerpo cada 100 metros.
Como saber si estoy teniendo los pensamientos adecuados, si no
me doy el tiempo de saber cuáles son esos pensamientos.
“Su visión se aclarará solamente cuando usted puede mirar en
su propio corazón. Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro,
despierta” Carl Jung.
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