SALIENDO DE MI ZONA DE CONFORT

Colombia tierra querida
 

Estando en Colombia realicé una carrera Trail (en montaña) de 10km, fue en un pueblo llamado Santa Fe de Antioquia; estaba un poco nerviosa porque aquí, en Colombia, no entreno como normalmente lo hago en México; Pero venían unos amigos de México a esa carrera y decidí hacerla también, llegando a la plática previa a la competencia, nos dijeron que necesitaríamos 1.5lt de agua, lo cual en México nunca ocupamos.

A los participantes de 10km nos subieron en bus a una montaña, lo cual me hizo suponer que el terreno iba hacer solo bajando. Empezó la competencia, y efectivamente los primeros kilómetros eran bajando el terreno era boscoso, al darme cuenta que iba en los primeros lugares me motivó mucho para correr un poco más fuerte. En el kilómetro 3 aproximadamente, me di cuenta que no había señales, me había perdido, escuché unas voces a lo lejos y me guie con eso para regresar al camino.
Pasé el puente de occidente, emblemático de Santa Fe, lo cual me hizo pensar que ya casi llegaba, pero para mi sorpresa empezaron las subidas, ya había entrenado en terrenos así, lo que nunca había entrenado era en un clima así, era un calor sofocante, en ese momento entendí porque los 1.5lts de agua.   

Iba subiendo una montaña cuando me encontré con el 2do lugar de hombre de 10km, en ese momento yo iba en 1ero de mujeres, así que intenté seguirle el paso, pero el cansancio y el calor fue tanto que empecé a caminar en subida.  El reloj me indicaba 10km y todavía no llegaba al pueblo, seguía en primer lugar. Pero el pensamiento de querer abandonar la carrera o caminar era muy constante.   
Llegué a un terreno que parecía desierto, o al menos yo lo sentí como desierto, el calor parecía aumentar, ya casi no me quedaba agua, las piernas me dolían mucho, quería llorar y ya no seguir. Quería rendirme, pero me acorde del Blog, de todo lo que estaba escribiendo y pensé: tengo que terminar y escribir esta historia.

Así que decidí seguir, y justo empecé a entrar en el pueblo, vi a unos niños gritando y les dije vengan conmigo y uno si siguió conmigo tal vez solo 400 o 500 metros, pero me dio mucha más motivación. Después se quedó el niño y seguí, pero no vi señalamiento, no sabía para donde ir y les preguntaba a las personas del pueblo y nadie sabía de qué les hablaba, me volví a perder. Vi una corredora a lo lejos y empecé a seguirla, empecé a reconocer el camino y me di cuenta que ya estaba a una cuadra.
Al dar la vuelta y ver la línea de llegada, mi corazón se detuvo. Quería llorar, fue de las carreras más difíciles, por las condiciones del clima. Pero esas son las carreras que se quedan en tu memoria, que se quedan en tu corazón, esas carreras en las que entregas todo, en las que corres con el corazón.  

¿Qué me dejo esta carrera?, me dejó fuerza, confianza y agradecimiento a mi cuerpo. Entendí que salirme de mi zona de confort, me lleno como persona y como corredora. Te invito a que te arriesgues puedes descubrir que puedes más de lo que tu pensabas.  






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